Coffee in the middle of the night

  Escorpión Parte I   Sobre el cemento resplandeciente, bajo unos cuarenta grados de temperatura, caminaba con sus ocho patas, sus pinzas enormes y cola punzante preparada para atacar, un escorpión naranja amarronado, como de costumbre, me genera una inmensa fobia que no me deja ni retroceder ni avanzar, tampoco me atrevo a pisarlo, ni siquiera a tirarle con algo para matarlo, después de unos segundos de shock reacciono corriendo hacia adentro de mi casa, busco el insecticida y   rocío toda la puerta con él, luego cierro y prosigo esparciendo el producto por toda la casa. En el comedor, encuentro dos grillos muertos, cerca de la puerta del patio, uno más, tengo la certeza de que ha sido ese monstruo con el que me cruce hace un rato y no fui capaz de exterminar.   En ocasiones suelo utilizar el miedo a mi favor, me armo de coraza y voy hacia ello sin tambalear, con la cabeza en alto y sacando pecho, me enfrento con lo que se presente. Pero con este tipo de bic...

  El amor es inevitable, el desamor en tanto también. Noventa y pico de días te sentí, más que al sol, quemando cada poro de mi piel, luego me di cuenta que eras hielo, ardor y dolor que me cubría, esa sensación de la que me apropié, me hice mal pensando que me hacía bien. ¿Tu sonrisa era una caricia o una punzada en alguna vieja cicatriz? ¿A dónde irán a parar todos los te amo que te di? Viajarán por algún correo y quién sabe a qué buzón de spam llegarán. Sin ti, el té no tiene el mismo sabor y las series no son tan graciosas. Tampoco he vuelto a dormirme temprano. Sin ti, vuelvo a tener motivos para escribir, pero no para sonreír. Tampoco he vuelvo a llorar. El amor es inevitable, el desamor en tanto también. Ya no sé como hacerte bien ni como hacerme bien, ni que es el bien, y no sé si alguna vez supe lo que era amar ¿Te abracé alguna vez o solo fueron muchas las ganas? ¿Me amaste o solo fui una distracción momentánea un escape mutuo a nuestro entorno? Una secuencia de pac...

  Tu cuerpo, lejos La cama desordenada La silueta de la almohada Que ha dejado tu cabeza apoyada Las camisas arrugadas huelen a ti Y a algo más que no logro descifrar Las horas largas que ocupas Donde no te sientes en paz Mi mente divagando Nunca estoy en mi lugar Tu quien sabe cuánto das De lo que a mí me falta En esta casa fría Repleta de sobras De tanta gente Y nunca te encuentro a vos