Escala de grises

Otra vez la música suena, el poder de los sonidos, pasar de la euforia a la agonía, o de la agonía a la euforia, frío o calor depende si bailas o no.

El día está colmado de nubes grises, tirando a un blanco que anuncia lluvia, mis ojos pueden percibir el rocío que cae sobre la ropa que está colgada en la soga, hoy no bailo y siento el frío, empiezo a disfrutar los pequeños cambios de temporada.

Aquello que creí eterno ha muerto y ya acepté, que no volverá. A pesar de que cada tanto, algo me recuerde a él y tenga la intención de contárselo, o quiera preguntarle sobre algo que no sé, me contengo, lo dejo ir, es mejor así.

Algunas malas costumbres acepté para transitar el dolor, pero hoy entiendo que por mucho que me cueste y no quiera, hay responsabilidades que asumir, hacerse cargo de uno mismo, solo así se puede crecer.

Podría soñar, que en otra vida, en otra línea temporal, todo fuera diferente, seamos felices como en los cuentos, pero no es cierto. Nos vi en otra vida, era otra yo, otro vos, pero no éramos dos, no éramos juntos, algunas cosas simplemente no deben ser, por mucho que lo deseemos, son solo una fantasía, son sólo expectativas puestas en alguien, en una cara, un cuerpo, un alma, que no puede darlo, que no es correspondido. Pero es importante entender, que no importa si cambias de cara, de cuerpo, de alma, porque lo que se debe cambiar es la expectativa, dejar de soñar con cuentos de hadas, aprender a amar personas, personas reales, conocer sus mundos, sus formas, enamorarse de eso, solo desde lo real y compartido, se puede crear. Debemos saber que si hemos soñado con ideales ficticios, antes de amar, hay muchas cosas que sanar. 

Todos estamos siempre un poco rotos.


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